Lina Ron
El día que supimos de tu partida, quedamos extrañados como si eras inmortal, porque no nos esperábamos que partiera la guerrera, como si de alguien invencible se tratara.
En cierto modo eras invencible, nada te detenía ante tus acciones que si eran erradas o no, no seré yo quien te juzgue. Lo cierto es que como tú pocos se atrevieron y menos se atreverán a ser tan auténticos y leales a sus convicciones revolucionaria.
Todos tenemos defectos, todos cometemos errores, quien puede alzar la voz y discutirlo?, decir que somos perfectos y que siempre acertamos en nuestras acciones.
Detractores, cesen sus pervertidos rumores y dejen que la guerrera descanse en paz.
Texto y foto: Irene González
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