Vientos de guerra, vientos de paz, vientos de crisis…nos empujan hacia distintos destinos?
A medida que avanza la crisis económica mundial, pareciera que los países industrializados son más propensos a usar sus políticas sin máscaras.
Si algo quedó completamente demostrado durante 2011, fue, a no dudarlo, que a pesar de vivir una crisis económica profunda que debería indicarles mirar mas hacia adentro de sus economías y recortar gastos militares derivados de la presencia de sus enormes contingentes desplegados en distintas partes del mundo, los dirigentes de la política de los Estados Unidos de Norteamérica, parecieran no haber visto ni de reojo, la posibilidad de lograr mejores resultados económicos de manera distinta a la apropiación de las riquezas de otros países del orbe valiéndose de lo que sea para lograr sus objetivos.
Desde sus mismos orígenes, ese país del norte se ha concebido y caracterizado no solamente por su vocación expansionista que no respeta derechos ajenos ni fronteras como émulo, en versión desarrollada, de la “Rubia Albión”.
Pero después de inútiles invasiones a países como Afganistán e Irak, quizá el mundo (o al menos una buena parte) esperaba ver la cara mas amable de uno de los países mas desarrollados del planeta y el cual se encontraba declaradamente en crisis económica con ribetes de bancarrota desde el año mismo de la elección de Barack Obama, quien recibió no solamente una pesada carga fiscal a la cual se le veían las costuras por todos lados, sino la responsabilidad de mantener ante el mundo, un liderazgo con visos de intocabilidad mantenido por ese país a loo largo de décadas posteriores a las grandes guerras.
Shakespeare enunciaba su dilema…”to be or not t o be”. Obama deshoja quizá la margarita en un año eleccionario posterior a su debacle económica donde las cámaras legislativas impusieron recortes por aprobación unánime dejando intocados los fondos militares a pesar de que se vieron obligados a elevar el techo crediticio del gobierno para, poder, de alguna forma, paliar el ritmo avasallante de una maquinaria guerrerista en que se ha convertido la otrora modelo inobjetable de sociedades respetuosas de libertades y derechos civiles, basados mas en lo que callaban, que en lo que se decía.
Carlos Carreño. Foto: internet
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