Algunas crónicas que recuerdan y describen la época de la conquista y el asentamiento de las primeras poblaciones hispanas de la Provincia de Venezuela, mencionan la existencia de un Cacique Katia por la parroquia Sucre.
Cuando Francisco Fajardo intentaba el poblamiento del Valle de Caracas fundó, en 1558, una villa en el Litoral Central y la llamó “Villa de Catia la Mar”. Fue así como Fajardo recibió la visita de los caciques de la región, “Paisana” y “Guaimacuare”, quienes le cedieron las tierras de Catia para que tomara asiento definitivo.
Puede ser que las tierras del Cacique Katia abarcaran desde la parte alta hasta el mar y que los caraqueños hablaran del “Camino de Catia”. Así comenzaron a darle el nombre a este lugar. A la zona la denominaron genéricamente “al Camino de Catia” o “el Camino de la Mar” y a toda la región se le llamó Catia. Lo cierto es que la zona lleva ese nombre hace tiempo.
Mucho tiempo duró este camino de Catia como una vía solitaria y despoblada. Las primeras casas que se construyeron en Catia estuvieron al borde del camino, todavía hoy perviven algunas de ellas y, entre tantos edificios modernos, recuerdan la Caracas de comienzos de siglo. La actual avenida Sucre fue entonces en sus orígenes, en 1597, el comienzo del camino de la Quebrada.
Como dato curioso debo revelar que “Maracapana” llamaban los indígenas a las serranías de Catia,es una voz Caribe que significa “totumita silvestre” o “maraca”.
Maracapana, aquel bello monte de nombre tan sonoro dado por los indígenas a este lugar, fue cayendo paulatinamente en el desuso y ningún catiense se reconocería hoy como Maracapanense”.
FUENTE:
JOSÉ VERA CRONISTA DE CATIA Pagina 7- SÁBADO 8 DE AGOSTO DE 2009 /SEMANARIO CIUDAD CCS / www.aporrea.org
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