jueves, 8 de marzo de 2012

Mujeres actuales, mujeres bicentenarias


Irene González/ Radio Rebelde 91.5 fm

La mujer de hoy, la que camina sobre las aceras de la urbe, la que trabaja a tiempo completo y a medio tiempo, en oficinas, en fábricas, la que ara la tierra, la ama de casa, en fin la mujer de hoy.

Al referirnos a la mujer actual, pareciese no tener nada que ver con esa venezolana de los años independentistas, pero si, sigue siendo la luchadora de aquellos años que exponía su pellejo por los movimientos pre-independencia, la que escribía a escondidas en contra de aquellos” colonizadores españoles”, opresores de negros y blancos. Se habla mucho de la esclavitud negroide y no se menciona con la misma frecuencia la invisibilización de la que fueron objeto las damas que siempre poseyeron el mismo valor del hombre en las luchas emancipadoras.

Bajo anonimato escribían con hermosa ortografía, pero hasta con ironía armaban frases que calentaban esa sangre negra del pueblo que gritaba ¡Libertad!.

A sabiendas del peligro que corrían, las mujeres no vacilaron en expresarse, hicieron de carteros, llevando bajo sus vaporosos ropajes las encomiendas, muchas veces ellas mismas imitaban las letras de sus esposos cuando estos estaban enfermos, mal heridos o atrincherados para no ser advertidos por las fuerzas opresoras.

Menos vacilaron en olvidar lo mucho que cuidaron su piel desde niñas, con recetas de la abuela, sus largas cabelleras brillantes y sedosas, cuando decidían cortarla al momento de vestirse con los uniformes de sus consortes, cuando estos morían en la lucha o se encontraban lejos del lugar donde se desataban las batallas por liberar nuestras tierras.

Que seria de aquellos tiempos, de haber existido la computadora?. El correo electrónico hubiese sido la mejor arma para sorprender al enemigo, avisando a tiempo de todo plan para acabar con quienes ya no aguantaban el látigo de la esclavitud. Toda esta tecnología, habría ahorrado largas caminatas a los fieles aferrados a las ideas libertarias, hoy la usan para la destrucción, redes sociales que invaden las mentes con las prepotencias imperialistas.

Gracias a esas cartas escritas por hombres y mujeres, por la permanente lucha de quienes no se rindieron, la capacidad de resistencia, el amor a la patria y la guía de Bolívar y sus hermosos pensamientos progresistas, lograron lo que hoy muchos no aprecian, La Libertad de ser, de estar, de ir y venir a nuestros antojos, de escribir un correo electrónico, de caminar por nuestros pueblos, sin necesidad de colocarnos una cinta azul en el cabello como señal de protesta en contra de un extranjero opresor como acostumbraban las señoras patriotas.

Hoy nadie nos expone desnudas en contra de nuestras voluntades con el cuerpo cubierto de plumas de aves en plazas publicas como despiadadamente avergonzaron a la revolucionaria Teresa Heredia .Seguiremos comunicando ideas revolucionarias con la misma libertad con la que caminamos sintiendo en nuestros rostros los vientos libertarios. “Las cintas azules, son el estribillo, que viva la patria, que muera Morillo”

La mujer de hoy, la que camina sobre las aceras de la urbe, la que trabaja a tiempo completo y a medio tiempo, en oficinas, en fábricas, la que ara la tierra, la ama de casa, en fin la mujer de hoy.

Al referirnos a la mujer actual, pareciese no tener nada que ver con esa venezolana de los años independentistas, pero si, sigue siendo la luchadora de aquellos años que exponía su pellejo por los movimientos pre-independencia, la que escribía a escondidas en contra de aquellos” colonizadores españoles”, opresores de negros y blancos. Se habla mucho de la esclavitud negroide y no se menciona con la misma frecuencia la invisibilización de la que fueron objeto las damas que siempre poseyeron el mismo valor del hombre en las luchas emancipadoras.

Bajo anonimato escribían con hermosa ortografía, pero hasta con ironía armaban frases que calentaban esa sangre negra del pueblo que gritaba ¡Libertad!.

A sabiendas del peligro que corrían, las mujeres no vacilaron en expresarse, hicieron de carteros, llevando bajo sus vaporosos ropajes las encomiendas, muchas veces ellas mismas imitaban las letras de sus esposos cuando estos estaban enfermos, mal heridos o atrincherados para no ser advertidos por las fuerzas opresoras.

Menos vacilaron en olvidar lo mucho que cuidaron su piel desde niñas, con recetas de la abuela, sus largas cabelleras brillantes y sedosas, cuando decidían cortarla al momento de vestirse con los uniformes de sus consortes, cuando estos morían en la lucha o se encontraban lejos del lugar donde se desataban las batallas por liberar nuestras tierras.

Que seria de aquellos tiempos, de haber existido la computadora?. El correo electrónico hubiese sido la mejor arma para sorprender al enemigo, avisando a tiempo de todo plan para acabar con quienes ya no aguantaban el látigo de la esclavitud. Toda esta tecnología, habría ahorrado largas caminatas a los fieles aferrados a las ideas libertarias, hoy la usan para la destrucción, redes sociales que invaden las mentes con las prepotencias imperialistas.

Gracias a esas cartas escritas por hombres y mujeres, por la permanente lucha de quienes no se rindieron, la capacidad de resistencia, el amor a la patria y la guía de Bolívar y sus hermosos pensamientos progresistas, lograron lo que hoy muchos no aprecian, La Libertad de ser, de estar, de ir y venir a nuestros antojos, de escribir un correo electrónico, de caminar por nuestros pueblos, sin necesidad de colocarnos una cinta azul en el cabello como señal de protesta en contra de un extranjero opresor como acostumbraban las señoras patriotas.

Hoy nadie nos expone desnudas en contra de nuestras voluntades con el cuerpo cubierto de plumas de aves en plazas publicas como despiadadamente avergonzaron a la revolucionaria Teresa Heredia .Seguiremos comunicando ideas revolucionarias con la misma libertad con la que caminamos sintiendo en nuestros rostros los vientos libertarios. “Las cintas azules, son el estribillo, que viva la patria, que muera Morillo”

Texto: Irene González/Foto: Carlos Carreño, Radio Rebelde 91.5 fm

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